viernes, 11 de enero de 2008

Que vida la mia...

Hay situaciones tan inesperadas y maravillosas en la vida que nos hacen pensar que todo puede suceder. Cuando uno menos lo espera, las cosas buenas llegan. Obvio que las cosas malas no se hacen esperar tampoco, y las ilusiones que se pueden tener pueden desvanecerse en un segundo.
Esta semana fue muy rara para mí. Hubo momentos buenos, malos y de desesperación total. La vida te da un abanico de posibilidades, una de cal y otra de arena como dicen muchos. Hay maneras y maneras de ver las cosas. Hay formas de comportarse frente a ataques y ofensas. También hay maneras de reaccionar a situaciones inesperadas, pero no por eso no deseadas.
Empezando por unas vacaciones, que se frustraron a último momento por nuestra conocida mala suerte. Después una especia de ataque de “todo me sale mal y nadie me toma en cuenta” que llevó mi día a lo más deprimente con la cereza del postre de desarmar el bolso en mi casa, sin haberlo sacado. Pero tuve mi lindo momento a la noche, con un rico helado y una charla de horas.
Toda esta situación me hizo pensar que mi optimismo nunca está de más, el soñar que todo va a estar bien luego me hace ver que se puede cumplir. Si uno piensa en negativo, las cosas le salen mal.
Todo lo malo siempre trae algo bueno. Mi vida tiene muchas cosas malas, pero a mi criterio tiene infinitas cosas buenas. Mi familia que aunque esté totalmente loca no la cambio por nada. Mis amigos de toda la vida que sé que nunca los voy a dejar y que con sólo decir una palabra me van a entender y ayudar. Mis nuevos amigos de tea, que aunque los conozco relativamente poco me he identificado mucho y sabido encontrar cosas buenas en todos. Indefectiblemente tengo que nombrar aparte a Juli, ella que se lleva materias conmigo, que piensa lo mismo que pienso yo y que también usa el blog cómo terapia, ya que le da vergüenza.
Una excelente noticia tuve esta semana, que si me hubiese ido, me hubiese enterado después. Ahora somos cuatro locas las que vamos a copar San Bernardo. Chicas las amo y estoy feliz de compartir este viaje con ustedes.
Bueno, al final este “blogeo” se convirtió en cualquier cosa. Otro de los ejemplos de lo loco de mi semana y de mi cabeza. Ahora decido terminarlo ya que mi gran amor, San Lorenzo, está jugando el primer partido del torneo de verano.

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